Amanecí de nuevo entre tus brazos, sintiendo la tibieza de tu piel, en mi oído la canción del corazón y el ir y venir del viento atravesando tus pulmón.
Me incorporé lentamente de tu regazo, tratando de no despertarte, y me quede así por un rato, absorta en tu rostro, contemplándote dormir, recordando los momentos vividos hace unas horas y sintiendo aún, tus labios sobre los mios, ¡oh, cuánto te amo, vida mía!
Lentamente me deslice sobre la cama y me dirigí a ducharme.
Mientras el agua recorría mi cuerpo y lo vapores inundaban el baño, entrecerré los ojos, y en mi mente, se mostraron las imágenes de día en que te conocí,- recuerdo un día de clases en la facultad, tu entrabas a la cafeteria de la universidad, acompañado de un par de amigos, y yo sentada en una mesa del lugar con una amiga, desde que te vi, supe que algo maravilloso se avecinaba para mi. Pues tú me sonreíste. Y todo se ilumina desapareciendo las demás personas, sólo existías tu.
Sorprendida cerré los ojos y al abrirlos nuevamente ya no estabas.
Ensimismada en mis recuerdos, no sentí cuando llegaste a mi lado en la ducha hasta que sentí tus manos rodeando mi cintura, y en la estrechez del abrazo, nuestros cuerpos desnudos, solo fuimos otra ves uno.
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Me incorporé lentamente de tu regazo, tratando de no despertarte, y me quede así por un rato, absorta en tu rostro, contemplándote dormir, recordando los momentos vividos hace unas horas y sintiendo aún, tus labios sobre los mios, ¡oh, cuánto te amo, vida mía!
Lentamente me deslice sobre la cama y me dirigí a ducharme.
Mientras el agua recorría mi cuerpo y lo vapores inundaban el baño, entrecerré los ojos, y en mi mente, se mostraron las imágenes de día en que te conocí,- recuerdo un día de clases en la facultad, tu entrabas a la cafeteria de la universidad, acompañado de un par de amigos, y yo sentada en una mesa del lugar con una amiga, desde que te vi, supe que algo maravilloso se avecinaba para mi. Pues tú me sonreíste. Y todo se ilumina desapareciendo las demás personas, sólo existías tu.
Sorprendida cerré los ojos y al abrirlos nuevamente ya no estabas.
Ensimismada en mis recuerdos, no sentí cuando llegaste a mi lado en la ducha hasta que sentí tus manos rodeando mi cintura, y en la estrechez del abrazo, nuestros cuerpos desnudos, solo fuimos otra ves uno.
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